Lo carismático y lo institucional: el caso de la Peregrinación a la Virgen de los Tres Cerritos

El año pasado tuve la oportunidad de realizar la reseña del libro Aparición Mariana, símbolos religiosos y sanaciones. Peregrinaciones y conflictos en Tres Cerritos, Salta, de Aldo Ameigeiras y Ana Lourdes Suárez.

En este libro, los autores plasman los resultados de la investigación realizada a lo largo de cinco años en Tres Cerritos, con presencia en las peregrinaciones, realización de encuestas y entrevistas a los peregrinos, así como entrevistas con voluntarios de la Obra. Les comparto a continuación un extracto de mi reseña, publicada en Revista Teología N° 137, precisamente del capítulo en donde se me presentaron más preguntas. Pueden leerla completa aquí. 

«El capítulo cuarto (pp. 111-166) está dedicado a los principales actores involucrados: la vidente, la organización, la jerarquía de la Iglesia local y los peregrinos. La caracterización de la vidente, la conducción férrea y verticalista que desempeña en “la Obra”, las estrategias de la protagonista y la organización para legitimar el fenómeno, los conflictos con la Iglesia diocesana, la insoslayable convocatoria que produce la “aparición”, el desconocimiento de los peregrinos respecto de estas tensiones al tiempo que refieren masivamente una sensación de “paz” como resultado de la participación en los ritos, permiten caracterizar un fenómeno multifacético. Dos aspectos que emergen de los registros de los investigadores me parecen particularmente interesantes y, tal como plantean los autores en el último capítulo, abren interrogantes para ulteriores desarrollos: el corrimiento paulatino de la protagonista de vidente a médium, y la potencial incidencia de este corrimiento en el tipo de conducción que ejerce sobre “la Obra” y en los conflictos con la Iglesia diocesana. El fenómeno comienza en 1990 con la protagonista refiriendo alocuciones de la Virgen, que posteriormente devienen visiones. Sin embargo, los registros de los investigadores dan cuenta de la evolución hacia otro fenómeno: los dichos de la protagonista sugieren que se inviste como “humanidad suplementaria” de la Virgen, de modo que es probable que “quien la ve a ella esté viendo a la Virgen” (“le ví a usted los ojos azules” […] “bueno, tengo los ojos castaños, sí, probablemente haya visto a la Virgen” […] “Cuando vos te arrodillabas y te despedías…” […] “Y, posiblemente veía a la Virgen” pp. 120-121). Ante preguntas de los participantes a la vidente, ella cierra los ojos, aguarda un instante, y responde “La Virgen dice que…”. Es decir, más allá de que la vidente plantee que “sólo es un instrumento”, efectivamente acorta el intervalo mediador al mínimo postulando una virtual “incardinación” de la Virgen en su cuerpo y produciendo una práctica identificación con ella. El argumento “La Virgen dice que…” es precisamente lo que acarrea los conflictos con la Iglesia diocesana, ya que la vidente, en virtud de su “diálogo directo” con la Virgen, no se atiene a las indicaciones pastorales. El mismo argumento es el que sustenta su conducción verticalista de la organización y de los servidores en ella, servidores que cada sábado se arrodillan junto y alrededor de la vidente en un acto devocional hacia la Virgen, pero en el cual se torna indiscernible la veneración a María de la dirigida a ella misma. Como veremos en el capítulo referido a los mensajes, los mismos tienen un tono fundamentalista, preconciliar, del tipo extra ecclesia nulla sallus (“de Argentina saldrá una evangelización que unirá Oriente con Occidente” p. 199); en ellos reviste un interés central la participación en los sacramentos, implicando, lateralmente, la centralidad del clero que los administra. De modo que la misma persona que comunica mensajes en los cuales la Iglesia institucional cobra una importancia suma y universal, es quien desobedece indicaciones pastorales. ¿Podría suponerse un fenómeno de agenciamiento de la vidente en función de su posición privilegiada de “elegida”? Podría ser. Pero a vistas de su propio estilo de conducción de la organización que lidera, cabe otra línea de interrogación: ¿La vidente está “empoderada”, o está replicando un estilo de gestión que se desprende necesariamente de la visión teológica subyacente?  ¿hasta qué punto la alineación fenoménica de la presencia divina con una persona concreta con carácter exclusivista puede no proyectarse en estilos de conducción fuertemente jerárquicos? El trabajo de campo de esta investigación arroja interesantes indicios para profundizar la reflexión»

En definitiva, un caso para analizar tensiones y relaciones entre «lo carismático» y «lo institucional».